En el corazón del Valle Sagrado, dos de los sitios más fascinantes del legado inca, Maras y Moray, revelan el ingenio de una civilización conectada profundamente con la tierra.
Maras: Las salineras milenarias
Las salineras de Maras, con más de 3,000 pozas distribuidas en las laderas de una montaña, han sido usadas desde tiempos preincaicos para extraer sal. A través de un sistema de canales, el agua salada es llevada a las pozas, donde se evapora, dejando la sal cristalizada. Este proceso, que sigue vigente hoy en día, refleja no solo el ingenio técnico, sino la organización comunitaria que ha mantenido viva esta tradición ancestral.
Moray: El laboratorio agrícola inca
Moray, con sus terrazas circulares en depresiones naturales, funcionaba como un laboratorio agrícola. Aquí los incas experimentaban con diferentes microclimas para mejorar sus cultivos, adaptando las plantas a las diversas altitudes y climas del imperio. Este sitio es un testimonio del profundo conocimiento inca sobre agricultura y ecología.
Un legado que perdura
Maras y Moray no solo son testigos del pasado, sino que también nos recuerdan la capacidad de los incas para armonizar con la naturaleza. Hoy, estos sitios siguen siendo una muestra del respeto por la tierra y de la sabiduría de una cultura que sigue inspirando.